Relatos, poemas, cartas...

"La nostalgia es un sentimiento que madura en el odre de la vida".

sábado, 19 de febrero de 2011

EL VIAJE


Hoy me asomo a la universidad de la vida y  encuentro en su mirador que no hay nada como vivir. “Vivir”. Una escuela diversa que despierta en el ser humano estímulos que se prenden como lapas, y exploran los más lúgubres  recovecos del instinto hasta conseguir su objetivo.
Era miércoles. El sol perezoso permanecía en su guarida envuelto por el manto de Morfeo, allí esperaba la llamada del día para hacer su aparición con sus rayos radiantes y cálidos.
Loli portaba una  maleta con la dignidad de una diosa, cargada de regalos y ropa intentaba no sin esfuerzo mantener su grácil compostura. A su paso frente al monasterio se detuvo unos segundos para descansar, y  oír el canto a maitines que entonaban los monjes al unísono en la capilla, despertando a la mañana como cada nuevo día.
El viaje a un país de costumbres diferentes consiguió que su paciencia bajase  enteros, no obstante, afrontaba con naturalidad la marcha.  La experiencia de compartir con gente del mundo de la docencia de otra parte del mundo, la emborrachaba de inquietud. Un diluvio de ideas acudían raudas a su mente, y tras su análisis, sacaba un pequeño cuaderno donde las anotaba con mimo e ilusión,  con la esperanza  de ponerlas en  práctica.
Álvaro no vislumbraba la incertidumbre que le envolvía, por primera vez estaría una semana sin  comunicarse con Loli, una chica que  había cautivado su alma y robado el corazón. Su marcha era  una acción que podría tener consecuencias. El temor de que le olvidase le turbaba y aunque fingía no inquietarse, una vocecita interior le recordaba cada cinco minutos que Loli quedaba lejos.
La noche se hacía interminable y aferrado a su almohada, mitigaba la pena de su ausencia. Encontró una vía de escape muy sugerente para evadir su melancolía, escribió como se sentía en cada momento.  Después,  almacenó cada frase en la biblioteca de su cerebro, con la expectativa de que ella lo pudiese leer y supiese cuanto la añoraba.
Se preguntaba como era posible tener tanto cariño a una persona, la respuesta que halló siempre fue la misma, el corazón cuando emprende vuelo y descubre un paradisíaco lugar, revoletea por sus aledaños hasta establecerse de una forma perenne.
Cuando su amada regresó del viaje, encontró a Álvaro feliz y sonriente, una fuente de misivas en el correo la deleitaron hasta hacerla dichosa. Instaló  cada palabra en el recóndito lugar de su corazón, reservado sólo para el amor.






lunes, 14 de febrero de 2011

Cuando me preguntas


Cuando me preguntas sorteando un beso,
y en tu cuerpo encuentro la pasión rondada.
No puedo mi amor, que sembrar tus ojos
dibujar un beso, que te llegue al alma.

Cuando más que  hablar, abrazarte quiero
y con mis caricias, te sientas amada.
No quiero mi amor, que sembrar tus ojos
y vaciar la risa,  que en tu boca aguarda.

 De voraces abrazos

De voraces abrazos voy sediento
van vacías mis alforjas de tu sal,
tus caricias reclaman hoy mis pliegues
prisioneros bajo un manto de cristal.

Vagaré errante  y sin codicia,
sin farola que me quiera iluminar.
Mis noches son lúgubres, ya no hay luna,
que apacigüe con su rostro mi pesar.

lunes, 7 de febrero de 2011

Clarines y trompetas


Clarines y trompetas hoy sonaron
e hicieron del otoño primavera.
Borraron la tristeza de sus ojos
creando en la tarde una quimera.

Sus manos  buscaron deseosas,
la piel  que ante su boca enardecía,
las piernas temblaban sudorosas,
al ritmo, que marcaba la caricia.



Como alegran mis sentidos

Como alegran mis sentidos tus recuerdos,
y se sacian mis espacios con tus ganas.
Como escriben mis dedos prisioneros
de tu boca, de tu pluma  y de tus alas.

Que bonito es plantar en la ribera
sauces que dominen tu mirada,
descubrir bajo el rayo sol de otoño,
tu figura reluciendo en mi alborada.

miércoles, 2 de febrero de 2011

EL SUEÑO


     Te parecerá extraño… deseo tanto que llegue este momento que, cuando se avecina, mis nervios revolotean entre las yemas de mis dedos, mis ojos toman un brillo chispeante y mi pecho alcanza una temperatura elevada.
     Sabes…  Cuando te  pienso,  mi cuerpo se concentra sólo en ti, mi sangre fluye despavorida en dirección a mi cerebro, para ver tu fotografía colgada en la pared de mi pensamiento. Luego viaja por caminos y sendas repartiendo tu imagen, a mis ojos, a mis oídos, a mis labios, a mi cintura, a mis muslos, a mis manos... Tocan generala  e irrumpe desde todos los lugares para concentrarse en mi corazón. Allí, aglutinada y bulliciosa se trasforma en un arrecife de sentimientos, buscándote...
     Ahora estoy solo, mirando a través del cristal de la ventana, la luna asoma blanca y redonda. Acecha, la miro y me sonríe, sabe que estoy escribiéndote, seguro que ella te ve durmiendo de costado acurrucada. Me transporto con la magia de un cometa hasta tu sueño.
 “El sueño”. Un barco navegando en un mar azul y calmado. Solos, sin prejuicios y la luna como  testigo de nuestro amor. Yo, apoyado sobre la barandilla de proa, tú, de frente, con tus manos rodeando mi cuello, mis manos se colocan en tu cintura y te atrapan, presionan ligeramente sobre tu cuerpo para atraerte, y tú, cedes voluntariosa. Posas tus labios sobre mi boca, mis ojos se cierran,  mi lengua busca entre tu boca el sabor de tu aliento mezcla de miel y triunfo. El instrumento del deseo emprende su juego y comienzan a fluir sensaciones por todos los recovecos.
     Tu vestido cae sobre la cubierta, tu silueta luce desnuda bajo la luz de la luna, tus pechos como lóbulos del asteroide Castalia, los poros de tu piel se abren y emanan el aroma del deseo. El semáforo del placer se pone en verde y comienza la aventura, eclipsados, borrachos de tenernos, locos de ese instinto primitivo.
     Yo, me tumbo en la madera, desnudo,  tú te sientas a horcajadas y te clavas en la cresta de mi ola, todo se nubla, bebes en mi boca y yo en la tuya, las manos de desbocan y  acompañan nuestro balanceo y... estallamos al unísono en un final deseado, casi fiero, eterno, repleto de colorido y sabor. La cubierta  cruje alborotada, mientras unos jirones de nubes pasan por delante de la luna, oscureciendo la noche.