Relatos, poemas, cartas...

"La nostalgia es un sentimiento que madura en el odre de la vida".

viernes, 27 de mayo de 2011

Qué sencillo resulta caminar


Qué sencillo resulta caminar bajo el cobijo de tu falda
y sentir la tutela de tus dedos,
embriagarse con el cáliz de tu boca
y quebrarse como un junco bajo el viento.

Qué sencillo resulta mirarse ante tus ojos,
y despertarse con la brisa de tu aliento,
después de una  noche de pasión
anhelada por  el fuego de dos cuerpos.

Qué sencillo resulta recitarte los poemas,
escritos con la pluma del afecto,
que describen las pericias del amor
y dibujan de color el sentimiento.



jueves, 19 de mayo de 2011

Qué bien espantan


Qué bien espantan tus ojos mis sentidos
bajo el árbol de la alondra y la garcilla.
Cómo desprende mi piel sobre tu cuerpo
mil fragancias de pasiones sumergidas.

Si tú supieras como guardan mis ojos los ocasos
en las lomas que bosquejan tu avenida,
y recorren por tu bosque cada tarde,
  rebuscando entre las ramas de tu encina.

Qué bien se escuchan en tu pecho los latidos
golpeando sobre el yunque de mi esquina,
cómo asoma de tu boca el  manso colibrí
y aletea sobre el arco de mi ermita.

Si tú supieras como brota de mi fuente el agua,
lluvia que anhela por tu boca ser bebida,
y aplaca  con ella la sed de tu  desierto,
de pasión, de fuego y de rabia contenida.


sábado, 7 de mayo de 2011

UN PERSONAJE ENTRAÑABLE


     No hace falta ser muy observador para darse cuenta que estamos en una vorágine espectacular, escenarios que antes tardaban siglos en cambiar ahora, en menos de una década, se convierten en historia. Lo que ayer era un avance, hoy está obsoleto, si bien es cierto que nos ha permitido trabajar menos, vivir más cómodamente, aumentar la longevidad, ser más cultos, tener muchísimos servicios antes impensables y un largo etcétera de facilidades.
     No todo ha sido de color de rosa, también hemos perdido alguna cosilla que antes era santo y seña en el comportamiento humano.
     Como no pretendo dar una conferencia sobre lo que hemos ganado y lo que hemos perdido, intentaré centrarme en el tema que me ocupa. 

     Cuando uno es niño, resultan curiosas e interesantes las situaciones con las que nos encontramos. Por explicarlo de una forma personal, diré que al menos en mi caso, he encontrado cierta persona que me ha dejado huella y he recuperado alguna situación memorable.
     Hoy quiero escribir  sobre un hecho y sobre un personaje, sin ningún otro interés que el que mi recuerdo y mi conciencia me dictan.
     Son fotogramas que llevan mucho tiempo deambulando por los recovecos de mi cerebro y que voy a intentar reflejar. Sabemos que son los recuerdos de la infancia los que en ocasiones nos dan seguridad y nos ayudan a sentirnos vivos, nos hacen retroceder en el tiempo y nos permiten comprender su por qué.
     He decidido ponerlos en orden y ubicarlos en su lugar correspondiente, es por eso que me he decidido a escribir este texto, es posible que mi punto de vista no sea compartido, sólo pretendo que sirva para  conmemorar esa época y para enfatizar la nobleza y el sentimiento de afecto que me embarga hacia esta persona.
     El alguacil, un actor singular de esta película en la cual él es el protagonista, un señor con todas sus letras y con una serie infinita de quehaceres, puestos al servicio del pueblo.
De las innumerables funciones que tenía en mi época de niño, la que quedó registrada en el ordenador de mi cerebro de una forma imperturbable, es la de transmisor de las noticias por todas y cada una de las esquinas del pueblo.
     Muchos  jóvenes  se preguntarán qué es un pregonero. En mi etapa de niño era un tipo entrañable, ahora jubilado, de él guardo con cariño esa forma tan peculiar de ir de esquina en esquina anunciando las crónicas del lugar.
     Mi madre, en cuanto oía su particular trompeteo, me mandaba a escuchar su pregón y después  llevarle la buena nueva, con la frase:
-    Anda Álvaro ve a ver que pregona Fortuoso.
     Yo salía raudo hacia la calle y permanecía atento para trasladarle con la mayor celeridad posible la noticia, mientras ella esperaba realizando sus tareas.
     La adrenalina hacia acto de presencia en  mi recorrido hacia su encuentro,  en ocasiones, me tocaba  correr hasta la siguiente esquina, para captar todo el mensaje que,  bien por su extensión o bien por haberlo iniciado con anterioridad a mi llegada, no lo recogía íntegro.
     Era digno de ver como disfrutaba realizando el trabajo, no sé cuantas repeticiones pregonaría del texto, tenía  sus paradas de rigor y la gente  escuchaba atenta sus noticias. En ocasiones lo llevaba escrito sobre un papel enrollado, y en otras  simplemente lo aprendía de memoria, repitiéndolo una y otra vez de forma nítida, y con un grado de entusiasmo incomparable.
     Tengo tan grabada su imagen que ahora miro a través de la ventana en la que me encuentro y me parece todavía verle, montado en su bicicleta, echando pie a tierra, haciendo sonar su trompeta e iniciando la proclama con la siguiente frase :  “ Por orden … del señor alcalde … se hace saber, que…”
     Un momento sublime que dotaba de vida y color a mi limitado mundo de niño.

 UN DIA APENAS DIFERENTE

     Un día se concatena con otro día, y se van sucediendo como si de un engranaje se tratara. La vida, una carrera con un principio prometedor y el final desolador que todos conocemos. El recuerdo me evoca una frase curiosa que leí hace tiempo y que además de expresar mucha verdad, me resultó sugestiva.  “La muerte tiene tan segura su victoria,  que nos da toda una vida de ventaja”
      En el transcurso de ese viaje que emprendemos cuando nacemos, hay días especiales en la vida de las personas. Hoy les narraré uno de ellos, de una persona que admiro.
     El sol se levantó un poco antes que el día anterior, una ligera brisa dotaba de frescor el ambiente de la mañana y  a medida que transcurrían las horas, el mercurio escalaba orgulloso las paredes transparentes del termómetro. Los pájaros retozaban inquietos y revoloteaban de un lado para otro, su  época de celo estaba latente, un tintineo de  cencerros  sonaba como música vespertina, mezclándose con el de los pajarillos y rompiendo el silencio del lugar, donde las primeras rosas de la temporada desplegaban su aroma por los aledaños del entorno que las vio nacer.
     Al otro lado de esa cortina de la vida  se encontraba Fortuoso,  sentado frente a la ventana del ayuntamiento, observando sobre el horizonte azul unas minúsculas nubes blancas, en una lucha denodada por no ser disipadas a causa del ardiente sol. La gente por las calles andaba de acá para allá en sus menesteres rutinarios. Mientras, la melancolía y la nostalgia hacían asomo en el  corazón de Fortuoso, ese día su mirada no tenía ese brillo que hechizaba, sus manos temblaban ligeramente y el silencio y la soledad eran sus huéspedes. Desde que supo la noticia, una inquietud  cobraba fuerza en su interior, los ánimos de su familia y amigos  era su única fuente de alivio.
     El alcalde  le comunicó que, desde el próximo lunes ya no sería necesario anunciar las proclamas del ayuntamiento de viva voz, se informaría en un tablón de anuncios, expuesto a la entrada del consistorio para avisar a los vecinos.
     Ese día quedó grabado en el baúl de los recuerdos como un día triste. No fue necesario mucho tiempo para esconder en ese baúl la pesadumbre y sacar a flote los buenos y bonitos recuerdos vividos durante el tiempo ejercido.
     Su carácter afable y el cariño de la gente del pueblo, consiguieron sobreponerle a esa apatía y de nuevo tornó la sonrisa a ese rostro tantas veces observado, tantas veces seguido, tantas veces hablado y porqué no, tantas veces amado.
     Han pasado muchos años desde aquella época, una responsabilidad que ha quedado en desuso pero que  he disfrutado narrando, tanto que, unas minúsculas lágrimas de gratitud hacen asomo por la comisura de mis ojos verdes.  Diré de él que hemos hablado en contadas ocasiones y sin embargo hay un “feeling” entre ambos que me encanta, a veces no es necesario hablar mucho con una persona, para saber que hay buena sintonía.
     Quiero hacer mención de una frase que leí hace un tiempo que decía:” No hay conversación más interesante que el susurro del silencio”. ¡Suerte amigo!




martes, 3 de mayo de 2011

Pediré limosna


Pediré limosna en la morada de tus ojos
con la inercia que deambula mi miseria.
Abriré mis carnes subyugadas por tus manos
al capricho de tu ansia  aún somnolienta.

Vagaré errante hambriento de tus besos codiciosos
como aguarda la playa en la noche a la  marea.
Cumpliré en la cárcel mi sentencia, sin recurso.
Al amparo de tu indulto, caprichoso de quimera.


 Qué dulces son los labios

Qué dulces son los labios vida mía
que cálido el abrazo adormecido
que breve es el encuentro y, sin embargo…
Cuanto furor, desprenden los sentidos.