Relatos, poemas, cartas...

"La nostalgia es un sentimiento que madura en el odre de la vida".

lunes, 6 de diciembre de 2010

UNA VISITA NAVIDEÑA



    Una vez más como cada invierno, me dispongo a realizar una visita habitual y muy entrañable, pero este año en uno de los hogares que normalmente visito, algo ha cambiado…
     Al asomarme por la ventana de la Navidad descubro a mis ancianos tíos con unos ojos fatigados. Observo como la línea de la felicidad  se difumina en sus rostros, igual que el arco iris con la caída de la tarde y detecto el rumbo de la alegría varado en el mar del desencanto, sin aire y sin  brisa que insufle las velas del barco que les permita volver a navegar cálidamente por el océano de la esperanza.
     Recuerdo esa viveza de antaño en sus miradas, cuando relatábamos sin cesar anécdotas vividas, hasta terminar con la botella de cava reservada para la ocasión.
     Hoy he visto entre bambalinas la sombra de la ilusión dormida en un profundo sueño del que tal vez nunca más despertará.
     El tiempo, en su inexorable carrera, ha dejado una  huella y una pesada carga sobre sus almas y no hay forma de poder frenarlo. Intento en vano mitigar esa apatía que produce la vejez, preguntando qué le han pedido al nuevo año que se avecina. Me sorprendo como se pierden sus miradas en el abismo del asombro a mi pregunta y sus pupilas apuntan sin brillo al infinito en busca de una respuesta que no llega.
     Me hago acopio del ánimo que viaja en estas fechas y logro una tímida sonrisa arrancada de la glándula del dolor que me produce esta escena casi tétrica, deseo con  anhelo  que se les contagie para alejar la pena y el  infortunio de su hogar.
     La vida es tan caprichosa que no quiso dotarles de hijos que avivasen la llama de esta morada, donde el último rescoldo de júbilo toca a su fin.
     Se ha difuminado ese número de variedades que nos hacía sonreír animadamente, cómplices de la aventurada Navidad y donde nos permitíamos el lujo de trazar planes para el nuevo año. Suenan las últimas notas del viejo saxofón de mi tío y los acordes de la guitarra cansada de mi tía.
     Me despido de ellos con un rotundo deseo, le pido al Niño Jesús recién nacido, con la más absoluta humildad, que interceda por ellos y que les contagie e impregne  de esa magia que  aporta el verdadero espíritu de la Navidad.



2 comentarios:

  1. Hola Alvaro,

    acabo de ler tu entrañable visita navideña y debo decirte que emociona y mucho, siempre se relaciona la navidad con paz, amor, felicidad, etc... pensamos que todos las vivimos igual cuando en realidad hay una historia en cada rincón que debe, merece ser recordada, la Navidad es para todos por igual aunque no todos la vivamos del mismo modo, afortunadamente tus tíos aunque no pudieron tener hijos... han gozado de el gran privilegio de tener sobrinos generosos, de gran corazón, que les han dado la calidez y el cariño en lo bueno y en lo malo hasta el ultimo momento.
    Me ha encantado sinceramente tu relato.
    Un beso.

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  2. Chelo;me alegra enormemente que te emocionara, es uno de los principios para quienes nos da por juntar letras.
    Un abrazo.

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