Una explosión acorde de deseo
yace oculta cuan volcán adormecido,
esperando que llegue el terremoto
y emerja la lava en un latido.
Que descubra bajo el manto del deseo
cabalgando sin mesura mi sentido,
divulgue con el eco de tu aliento,
que hoy tú eres mi guerrero consentido.
No hay espacio vacío entre mis dedos,
no hay aroma que no esté a mi piel prendido.
No hay color que adorne la guirnalda
como el brillo de tu oasis cristalino.
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