Relatos, poemas, cartas...

"La nostalgia es un sentimiento que madura en el odre de la vida".

jueves, 28 de octubre de 2010

LA PRIMERA VEZ



     El viaje hasta el lugar indicado había estado cargado de nerviosismo, era mi primera vez y algo en mi interior me invitaba a salir corriendo y no aparecer por ese lugar.
     Quise fenecer, de esa forma me libraría de pasar ese mal trago que supone una experiencia de esa índole. Tomé aire, pensé en un recuerdo bonito, me animé y me dije, todos han pasado por aquí y hoy,  tan felices, ese fue el aliciente para con paso decidido presentarme allí.
     - Buenas tardes, me llamo María vengo buscando a Juan, le expliqué a la chica que estaba detrás del mostrador.
     - Muy bien ahora mismo le llamo, con las mujeres es el mejor - me comentó mientras esperábamos. No sé qué tipo de estrategia emplea, pero  le puedo garantizar que todas quedan maravilladas con su habilidad. Tiene mucha paciencia, ejerce una sanación personal sobre los nervios de las principiantes.
     - Precisamente es lo que vengo buscando, me  lo han aconsejado  para iniciarme. Respondí con amabilidad.
     Apareció con aire desaliñado y muy demacrado, el paso de los años había dejado su huella en aquel rostro taciturno.
     - ¡Hola soy Juan!  Saludó extendiendo la mano  y mirándome de arriba abajo visualizando todas y cada una de la partes de mi cuerpo.
     Aspiré profundamente y le devolví el saludo.
Lo más importante María es la posición, se apresuró a decirme con un suave timbre de voz mientras nos colocábamos. Apoya bien la espalda, abre ligeramente las piernas, ponte cómoda, es muy importante que estés relajada.
     Cuando la tengas entre tus manos percibirás su dureza, trátala con suavidad, sin brusquedades, aguarda que esté todo bien lubricado. Antes de introducirla, baja el ritmo, al entrar, acelera ligeramente hasta conseguir  la armonía con tu cuerpo, así comenzarás una relación cómplice que te  hará descubridora de  sus vibraciones.
     Me apliqué con interés y en un paraje donde unos pájaros en unas ramas fueron nuestros únicos espectadores, la metí hasta el fondo, sentí un deleite interno y mi cuerpo agitado y sudoroso se estremeció a su voluntad, sólo comparable a una noche acuática bajo la luz de la luna rodeada de luciérnagas iluminando el mar.
     Llegué al punto indicado con una precisión meridiana. Juan me felicitó por haberlo conseguido sin incidencias. Y en ese momento de éxtasis hicimos un cambalache, el osito de las llaves del coche por mi colgante de la buena suerte.
     Así se desarrolló mi primera práctica con un Seat 133.



4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muy bueno el relato Alvaro...

    jejejeje, consigues sorprender siempre al lector dandole rienda suelta a tu imaginación que no tiene fin... jejeje

    Felicidades.

    Un beso.

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  3. Bueno uno hace lo que puede.
    Gracias de nuevo por pasarte por aquí.

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  4. Juegas muy bien con la imaginación.

    Muy buen post.

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