Relatos, poemas, cartas...

"La nostalgia es un sentimiento que madura en el odre de la vida".

jueves, 7 de octubre de 2010

RETAZOS DE UN RECUERDO I




     Mi fantasía viajera no tiene límite, hace un instante me ha llevado a una calle sinuosa y estrecha, cargada con las huellas de cientos de viajeros, un lugar recóndito que no te deja indiferente, que habla  y revela secretos de hábitos y tradiciones de generaciones pasadas. Un sitio para poetas, pintores y artistas.
     A la entrada de la calle por su lado norte, se eleva un arco gótico de piedra, engalanado con figuras de distintos personajes y un escudo altanero esculpido. El arco sostiene un pequeño pasadizo inspirador y sugerente.
     Era por la tarde, al pasar frente a un caserón antiquísimo y lóbrego, con tres enormes ventanas de color bituminoso de formas desiguales  y sin guardar ningún orden, me fijé casualmente en una de ellas por la forma que estaba engalanada. Macetas repletas de flores de múltiples colores, su fino marco pintado de color verde y una cortina de tela blanca de puntilla muy ligera y casi transparente. Mi fortuna quiso que, tras los cristales, mis ojos repararan en una joven que tras verme mirando, se apartó ligeramente.
     Seguí caminando lentamente, percibí la amenaza de unos ojos sobre mi nuca y cuando volví la cabeza, el visillo de la ventana estaba levantado, ella seguía mis pasos con su mirada y dejó caer la cortinilla ocultando a mi vista aquella silueta joven y esbelta.
     Esa noche no conseguí sacar de mi pensamiento aquella muchacha, creé cientos de quimeras con ella, cuyo final siempre era un frenético retozar de su joven cuerpo con el mío.
    Volví a caminar la tarde siguiente por aquella calle, me deslicé despacio, intentando evitar hacer ruido que la avisase de que me acercaba, fue imposible, el ruido de mis pasos en la calle silenciosa se repetían en dos o tres ecos. Caminé erguido, miré hacia la ventana y observé que la tela blanca estaba levantada. Allí, si allí, la vi como me miraba fijamente, pude dibujar con mis ojos su contorno y llevarla a mi retina donde quedaría grabado perpetuamente.
     Durante la semana que pasé en esa ciudad mi maratón  transitó entre aquella calle torcida y aquel viejo palacio. Cada vez que pasaba la cortinilla se levantaba Dibujé con palabras sobre un lienzo de pasión  los mágicos momentos que me proporcionó y que conservo sólo para mí en el baúl de mis memorias.








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